Si lo pienso bien, digo que esta Semana Santa fue lo puto mejor, y tan solo cinco días, que en verdad fueron tres.
Empecemos hablando que no soy buena conociendo personas, pero soy peor si me pones en medio de Uría, un diecisiete, esperando a personas que no vi en mi pequeña vida y claro, miras a los lados, esperando que pase algo, algo que no sé, que aparezca un koala y te ofrezca una bellota, pero no, miras a un lado y ves a tres personas que en cinco días te van a cambiar la vida, y te bloqueas, porque te bloqueas y lo primero que haces es dar la espalda y ponerte aún más nerviosa, te das la vuelta, y lo primero que piensas "¿le doy directamente un abrazo o qué?", lo segundo "¿por qué la gente es tan mazo alta?". Abrazas, abrazas a los tres muchachos, porque sí, porque están aquí, por fin.
Miras mal a un ex-superhéroe, te mira mal, y dices como única forma de huir de esa batalla de miradas "te quedas sin regalo super mazo guay", pero es un valenciano-gallego, y utiliza contra a ti lo de poner cara de pena, joder, ¡maldito gallego!
Llegas a un bar, y eres el ser más bajito y más nervioso de esa mesa, cuatro tíos con acento gallego hablan de sus cosas y en tres minutos te ponen una bebida delante tuyo que no sabes muy bien como sentirte, pero, te das cuenta de que en esa mesa alguien odia aún más esa bebida, os miráis, ponéis cara de asco, y seguís bebiendo. Luego, sin saber como ni por qué, estás delante de un tolai hablando de tres puntos, y sin saber por qué le regalas tu cómic favorito(cómic que desde ese momento va a abrazar más que a ti misma), luego os abrazáis como dos chiscadores margaritos, y luego, empiezas a hablar de un tema que hasta el día de la despedida no se va a acabar(ni estando cada uno en su casa se va a acabar).
Sidras, fotos, insultos, malas miradas, puntos, gallegos bordes, panes duros, y vídeos tuyos haciendo burbujas de jabón. Te sientas en las escaleras con el gallego, le cuentas una cosa de tu pasado, la gente normal te suele abrazar, él no, él te pega en el papo y te dice "nunca más eh" y esa hostia y esa frase te suena más sincero que todos esos abrazos o silencios que te han dado otras personas. Llegas tarde al coche, coche donde se encuentra tu famila, familia que saluda al chico gallego, chico gallego que saluda a tu famila, familia que te dice "no digas que es alto porque, en fin, cualquiera que se ponga junto a ti es alto".
Entonces, llega un veinte, un veinte de resaca, un veinte que subes a un tren medio muerta junto a tu amiga de tequila, llegas, sin saber como, a un calle, y sin saber como, encuentras a los tres valencianos con acento gallegos, te miran, la miran, se miran, y piensan "estas vienen borrachas", uno se va, lo demás, vamos a comer hamburguesas, entonces, llega esa frase, esa jodida frase que no vas a poder olvidar durante mazo tiempo, uno de los dos gallegos os miran a tu amiga y a ti y dice "¿queréis patatines?" Tres segundos de silencio, y pum, te ríes, será por el acento, será por la frase, será por la situación, será porque dormir dormir la anterior noche no, será por algo, pero esa frase queda en la memoria. Las tres de la tarde, Oviedo, lloviendo y haciendo sol, tú haciendo de guía, tú sin saber a donde llevar a dos turistas, tú sin fuerzas para andar, fácil, le llevas a ver prao, les llevas a laberintos, les llevas a no sé, les llevas por el mundo que vas a ver día día y pensar "ahí casi se mató el lerdo ese". Se te va el único apoyo femenino, y llega otro gallego, les llevas a comer, miras mal, te haces la borde, pero, sin saber como, siempre eres la primera(y en ocasiones) la última en reírte. Entonces llega ese momento de la tarde que dices la palabra chiscar, una simple y corta palabra
chiscar y desde ese momento, el verbo chiscar, en bocas de valencianos, se vuelve el verbo más usado del mundo.
Veintiuno, ese día que la gente(no todos) van a clase, tú, vas a la estación, tú vas a comer hamburguesas, tú vas a dar tortitas a personas que se van, tú vas a pasarlo mal. Llevas una camiseta de molar, mola tanto que te piden fotos, eso no mola tanto, no sabes hacerte fotos(dices y piensas las 4364324365 fotos que tienes que tus amigas) pero es distinto, es mazo distinto. Intentas posar bien, y un anciano pasa por detrás tuyo y se tira un eructo, no ayuda(¿sabéis que los ancianos son como las palomitas?). Le das tú cómic favorito al ser más borde que existe, y como es un borde, le sueltas el regalo que tenías pensado en hacerle, entonces él, te dice "si me haces ese regalo, te doy mi libro favorito", le odias, le odias mucho, tanto que solo te sale mirar hacia otro lado y decir unos cuantos "mehs". Llevas repitiendo desde que te juntaste con todos "no quiero llorar pero voy a llorar", llega la persona que sin saber como, es la mejor persona que puedes tener allí en ese momento, abrazas a tú compañera de despedidas, cantas canciones de disney, hablas con ella de un tal Favman(que parece que murió o algo así). Las dos, quedan veinte minutos para uno de los momentos más difíciles, te quedas callada y miras al lerdo valenciano con acento gallego, piensas que le has dado un puñao de abrazos, o tal vez son muy pocos, piensas también que no has llorado, solo se te juntaron unas pocas lágrimas pero por lo menos no eres la única. El tren llega, das el puto último abrazo a ese chico que sin saber los motivos, vas a echarle de menos, abrazas al segundo tío que sin saber por qué, al final te alegró el día, abrazas al tercer chico que, sin saber su nombre, le abrazas, entonces, al pensar que es el último abrazo hasta verano, lloras, lloras como una adolescente americana que come helado de chocolate tapada con una mantas porque el estúpido de T.J le rompió el corazón, entonces, abrazas a tu colega de despedidas, y piensas "y si llego a hacer una Ted Victoria en la boda ¿qué?, le pido que cierre los ojos, me despido de los demás y me voy" Luego tu colega de despedidas y tú os quedáis mirando las putas ventanas y dices "¿te imaginas que ahora hacen un calvo?", os reís mucho, pero, pasa de una vez su ventana, y los ves, pum. Fin de la partida.