Somos unos masoquistas emocionales, nuestros seres queridos nos advierten que estamos jugando con fuego pero nosotros seguimos mirando ese fuego que nos hipnotiza y que sabemos que nos puede quemar ¡hasta nos podemos quedar ciegos! Pero nosotros, seguimos con ese fuego, sin querer asumir la verdad y el dolor, y lo peor es eso, que sabemos la maldita verdad, sabemos que solo tenemos una puñetera anestesia que nos aparta el dolor, pero por un tiempo. Todo fuego se apaga, tarde o temprano se apaga, y en ese momento nos pilla abrazando sus calientes llamas, y caemos y nos quedamos, porque somos así de imbéciles que nos abrazamos a sus calientes cenizas y besamos las ardientes brasas, hasta que se enfría todo y no tenemos nada más.
Entonces, llega ese momento donde te pones junto a la hoguera mirando ese desastre, vuelves a ver la hoguera, vuelves a ver la silueta, pero no sientes el calor que te daba antes, ya nada va a ser igual, es imposible volver a esos tiempos, debes pasar negativo, cambiar de película, pero, en tu interior sientes que esa película no acabó aún, que queda la escena final, hasta que puede lograr existir una segunda parte. Pero, en tu interior, y tus seres queridos(y no tan queridos) te hacen "ver" que debes cambiar hasta de butaca de cine.
Entonces, llega ese momento donde te pones junto a la hoguera mirando ese desastre, vuelves a ver la hoguera, vuelves a ver la silueta, pero no sientes el calor que te daba antes, ya nada va a ser igual, es imposible volver a esos tiempos, debes pasar negativo, cambiar de película, pero, en tu interior sientes que esa película no acabó aún, que queda la escena final, hasta que puede lograr existir una segunda parte. Pero, en tu interior, y tus seres queridos(y no tan queridos) te hacen "ver" que debes cambiar hasta de butaca de cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario