"Querido 2013, no seas tan capullo como el 2012".
Cierro la puerta, me coloco el mechón de pelo que el viento me despeinó. Pongo la mochila en el suelo, me froto las manos, me quitó los guantes, el gorro, la bufanda y el abrigo. Me miro en el espejo, pienso "de verdad llevé esta cara a clase" me froto mis mejillas rojas, miro mi nariz fría y observo mis labios rotos.
Me siento en el sofá, siento la taza de café caliente entre mis manos, cierro los ojos, huelo, me relajo, tomo un sorbo y pienso.
Pienso que la gente es idiota por decir "año nuevo, vida nueva", no, no quiero vida nueva, tengo errores, sí, me joden, pero son míos. Además, si empiezo una vida nueva ¿qué pasará con las personas de mi pasado de mi antigua vida? ¿no existen? ¿desaparecen? Si es así, no, no quiero. Vale, que sí, que son personas del pasado, que tuvimos una historia y que ya no sabemos nada de nosotros, pero forman parte de mi pasado, de mi vida y prefiero tener una vida con ese recuerdo, con la sensación de haberles perdido, olvidado por completo.
También pienso que, nunca me he propuesto propósitos, y que este año lo hice, ¿estaré madurando? ¿ya no soy la misma de antes? o tal vez es que tenga un porcentaje de café en mi cuerpo inhumano, no sé, pero los tengo. Son simples, puede que complicados, pero simple. El primero, acabar ya mis estudios e irme del instituto para estudiar lo que yo quiero, lo que me hace realmente feliz. El segundo, irme a Madrid, sé que puede que (fijo) no me pueda ir para siempre este año, pero iré. El tercero, viajar mucho, pero a sitios exactos, sitios donde quiero ir hace mucho. El cuarto, empezar el canal, empezar a expresarme. El quinto, intentar volver a hablarme con algunas personas que he perdido en el pasado.
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